Friday, January 12, 2007

Lo que nos espera.

Así es, cada vez cuesta más el creer que el Presidente de los US sea el modelo de estadista equilibrado que más le conviene a la primera potencia mundial. Al contrario, lo que sugieren sus movimientos más recientes es que lo que realmente le conviene a sus ciudadanos es quitarse de encima al hombre que más que la solución, comienza a aparecer como el gran problema que padece la gran nación americana. Y esto, aunque humildemente somos ya muchos los que lo venimos advirtiendo desde bastante tiempo atrás, francamente, no lo afirmo con especial regocijo, podéis creerme. Se ha de ser fundamentelmente ruín para alegrarse de ver cómo, a pesar de que las teorías propias se van confirmando puntualmente con el paso de los meses, el resultado es tan ominoso como sangriento: decenas de miles de civiles muertos ya y unos tres mil soldados americanos caídos "en combate".

Lejos de oir las recomendaciones que incluso le dirigen también desde su propio partido, el Presidente ha determinado el envío de más tropas y la asignación de una mayor dotación presupuestaria dirigida a la muy remota pacificación del país ocupado. Así las cosas, las dimensiones de la calamidad que se avecina prometen alcanzar medidas insólitas que quedarán como récord negro para la historia de la humanidad. Y nadie, ni siquiera el Congreso norteamericano, parece ser capaz de evitar el desastre. Pero de además de ello, Bush parece dar la impresión de querer acelerar su escalada bélica, ahora en contra del terrorismo panarabista, con la intervención ya acometida en el conflicto somalí. Desde luego, la maquinaria industrial-militar americana debe sentirse de veras muy satisfecha con las decisiones que toma su presidente, inmerso en una huida hacia adelante de consecuencias negativas imprevisibles en su alcance.

A todo esto, el dictador iraquí, ejecutado en medio de un espectáculo lamentable, ya no puede ser responsabilizado de nada.

Lamento sentidamente no comenzar el nuevo año con un artículo más esperanzador. En el año que nos deja, las navidades en el mundo ni siquiera han traído nieve en grandes cantidades. El deshielo en las montañas traerá menos agua a llanuras y costas. Los cerezos y los almendros han florecido ya en las regiones boreales del planeta, algo ciertamente un tanto inquietante para tratarse de esta época del año. Se avecina, según los expertos, un año extremadamente cálido y seco. Las teorías del cambio climático toman asiento cada vez con mayor celeridad y con mayor número de evidencias en los cuatro puntos cardinales. Las soluciones que han de ser tomadas a escala internacional todavía no cuentan, desgraciadamente, con un apoyo global realmente determinante como empieza a ser tan necesario. A las guerras del hombre contra el hombre (incluidas las olvidadas: Burma, Congo,...) se empiezan a sumar las del hombre contra la naturaleza. Confío todavía en que el espíritu de la razón pura prevalecerá sobre el de la locura pasajera, y en que el ser humano sabrá despetarse y atajar a tiempo tanto desafuero. Requerimos nuevos modelos de convivencia, modelos nuevos de distribución de la riqueza y modelos nuevos de relacionarnos con nuestro entorno.

En lo personal, dejademe sonreír, me he propuesto que este sea mi año del "mejoramiento físico-espiritual personal". Más deporte, más relajación, más optimismo,... Pienso cuidarme más. Hasta pronto.

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