Thursday, December 11, 2008

EFEMÉRIDES


Antes de que en la próxima entrega os obsequie con una gran sorpresa -de los comentarios dependerá su duración- quería despedir esta larga serie de comentarios políticos, jurídicos, sociales y económicos, que mantendré, pero que pasarán a ser algo más esporádicos, recordando dos eventos importantes para todos desde cualquier punto de vista.

El primero, el trigésimo aniversario de la Constitución española. No deja de ser curioso, se trata de un texto cuya implantación ha significado el período más glorioso y fecundo para el estado español a lo largo de su prolongada historia, y sin embargo, pocos textos jurídicos han sido tan duramente cuestionados como lo es el de la "Consti". Desde todos los lados del arco parlamentario se trata de forzar y estirar, cuando no de recortar o de transformar, el significado de su articulado. En mi opinión lo que resulta más inquietante es el ataque organizado que se ejecuta desde predios conservadores al título VIII, el de las autonomías, -De la organización territorial del Estado- al claro objeto, ya sin disimulos, de cercenar o desactivar la capacidad gubernativa de los entes autonómicos y de volver, en un alarde de nostalgia, a un estado centralista que ya vivimos y padecimos, y que en mi opinión sólo se destacó por sus desigualdades territoriales, por su hermetismo hacia el exterior y su escasa capacidad de progreso político, económico y social. El actual estado de las autonomías no es el mejor de los mundos, también es evidente. Es un proyecto inacabado que requiere de ajustes y de mejoras, sin duda, que necesita remover vicios adquiridos de políticos oportunistas y amantes del tacticismo cortoplacista, que ha de buscar una mayor coordinación de las administraciones surgidas en este proceso autonómico a la hora de proveer servicios públicos igualitarios a todos los ciudadanos; pero lo que es muy difícilmente cuestionable es que dicho modelo, realizadas las correspondientes mejoras, es el ropaje organizativo que mejor le sienta a un Estado caracterizado por su heterogeneidad congénita, un sistema que ha reducido hasta la categoría de anécdota la desigualdad territorial y que ha acercado a los administrados, mejorando notablemente su eficacia, los servicios públicos de primera necesidad. Presentar el estado de las autonomías como un descomunal error de los políticos constituyentes no deja de ser un comentario interesado por parte de esos sectores señalados , dirigido al deseo, ya inútil, de sustituir dicha forma de gobierno por formas más centralizadoras y autoritarias. En suma, una vuelta al pasado.

Otro asunto muy íntimamente relacionado con lo anterior, la verdad, algo triste, es la voluntad decidida por parte de esos sectores muy concretos del conservadurismo más militante y devoto de difamar gratuita y dolorosamente a territorios concretos en los que el castellano , comparte oficialidad linguística( no se olvide este dato) con las lenguas propias de dichos lugares (artículo 3.2 y 3.3 de la Constitución). Asegurar que el castellano es perseguido en Cataluña, por ejemplo, es una maldad que es falsa de toda falsedad. El problema concreto y cierto de algunos individuos (muchas veces relacionados con partidos políticos concretos) no puede ser el problema de un Estado. Muchos son los problemas que aquejan a los ciudadanos individuales, o a colectivos enteros, de muy diversa índole (esperas sanitarias, transportes públicos, vivienda,...) , y pocas veces nadie (ningún político o medio de comunicación) corre al socorro de ellos asegurando que el mismo Estado, nada menos, corre peligro de desintegración. Se trata de otra manipulación interesada y nostálgica. La convivencia lingüística del castellano y del catalán es realmente fructífera, pacífica y sobre todo, lo suficientemente antigua (nacida mucho antes de que buena parte de la actual generación de políticos se pusiera a revolver con mala fe todos estos asuntos) como para que nadie deba poner en cuestión el modelo lingüístico que la ciudadanía residente en Cataluña, sea cual sea su origen, ejerce con exquisita eficacia y amor por la convivencia. Digamos de paso, que el modelo lingüístico fue unánimemente acordado en el Parlament de Catalunya por todos los partidos políticos sin excepción. La difamación sobre determinados territorios a través de medios de comunicación de ámbito estatal es un nuevo -o no tanto- ejercicio de autoritarismo político, lejos del verdadero periodismo y del deber de información, que se realiza de forma interesada por sectores económicos y políticos muy concretos en favor de intereses económicos o políticos de otros territorios u otras ideas políticas. Se defiende pues, un modelo para-político que favorece la desigualdad territorial y busca, mirando al pasado, socavar la eficacia y la legitimidad del actual Estado de Derecho. Un modelo, en suma, que en el fondo rechaza la implantación de la Constitución misma, y desde luego, cualquier reforma que suponga un mínimo avance. Allá ellos.

La otra efemérides no es menos importante que la anterior, con la que guarda una relación directa. Se trata del sexagésimo aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos aprobada y proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas. el 10 de diciembre de 1948 en Nueva York (¿dónde, si no?). Dicha declaración debería ser, en el orden internacional, lo que nuestra Constitución representa en el orden interno. Ya se sabe que todo lo que tiene que ver con Naciones Unidas es inmediatamente criticado por su falta de coerción y por su escaso seguimiento entre los países miembros de la organización. Pero que nadie se confunda, los derechos humanos dan pasos pequeños y silenciosos, pero nunca se detienen y sus consecuencias son de alcance universal. Representan, en mi opinión, la verdadera revolución del siglo XX, una revolución pacífica de mayor importancia si cabe que la misma revolución tecnológica. El respeto absoluto del hombre por sí mismo, sin distinción de raza o de género, es la última frontera política que nos queda por atravesar del todo. Por si alguno queda todavía sin saberlo, el incumplimiento grave del respeto de los derechos humanos puede ya ser perseguido en cualquier lugar de la Tierra y cualquier nivel político, y ejemplos de ello los tenemos en los juicios del Tribunal Penal Internacional a los genocidios en las Guerras Balcánicas y en las matanzas de Rwanda y Burundi. Por supuesto que queda mucho camino por recorrer, y desgraciadamente, la Tierra conoce aún vastos territorios donde impera el hambre, la muerte, la guerra y la desesperación, pero sólo la mirada perseverante y tenaz sobre los objetivos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos será capaz de salvar al ser humano de sí mismo.

Felices fiestas, hasta pronto.

Tuesday, November 25, 2008

ENTRE TODOS LA MATAMOS Y ELLA SOLA SE MURIO



Perdonad si hablo de mí. Es lo que mejor desconozco.

Hace unos días estaba haciendo deporte, que en mi caso no sé bien si es una sana costumbre o un hábito al que no soy capaz de renunciar, y acabado el partido de tenis me fui a la ducha. Había algunos hombres preparándose para salir a la pista. No prestaba mucha atención a la conversación previa, pero me llamó la atención cuando uno de ellos dijo:

- Joder (sic), ¿os habéis dado cuenta? Antes no parábamos de hablar de coches, de motos , de tías (recuerdo que la escena se reproduce en un vestuario masculino), y ahora ya sólo hablamos de la maldita crisis. ¿Qué coño nos pasa?

- Tienes razón. Menuda mierda -asintió un tercero.

No podían hablar peor ni mejor. Qué razón tenían, pensé. Y so pena de pasar por insolidario, sobre todo para aquellos susceptibles tan amigos de cogerlo todo con pinzas para luego embadurnarse de una falsa santidad, estoy convencido de que a pesar de la delicada coyuntura financiera, que luego ha contagiado al resto de sectores económicos a nivel mundial (además del decaimiento de los tochos patrios), un enorme componente de esta aguda crisis es apabullantemente psicológico. No lo dirás por aquellos que se quedan sin trabajo, me diréis vosotros. Pues en gran parte, sí, también ellos lo son, también son víctimas de un estado de histeria colectiva sin precedentes en la historia moderna de nuestro mundo. Ese bombardeo desenfrenado y sin resuello, veinticuatro horas al día toda la semana, por parte de todos los medios de comunicación desde Portland hasta Singapur, desde Estocolmo hasta Durban, no sólo no beneficia sino que empeora gravemente el estado de cosas. El que no puede comprar porque se queda sin trabajo no compra, pero lo malo es que aquel que conserva el trabajo tampoco consume y este estado de ansiedad colectivo, incluso en aquellos que es del todo improbable que pierdan su trabajo, nos está haciendo polvo con mayor crudeza incluso que el castigo inflingido por las hipotecas subprime a la economía americana.

Es curioso. Todos los años por estas fechas, yo muy original, se me ocurre redactar un artículo sobre los vicios consumistas que nos aquejan como animales sociales que somos. No paro de ver frivolidad en actos tan nimios como adquirir un pijama de cuadros porque viene la Navidad o en comprar un par de tabletas más de turrón. Pero ahora que lo pienso bien, fijaros lo voluble de la naturaleza humana (acaso sólo la mía, más concretamente), este año no se me ocurre una manera mejor de ser solidario que comprar. No comprar por comprar, por supuesto, que algunos/as se lo pueden tomar de excusa y ya se estaban frotando las manos, sino de adquirir aquello que teníamos pensado tomar o hacer pero que luego hemos rehusado obtener porque nos ha cogido el miedo al qué pasará. No hablo de las grandes inversiones, ni de los pelotazos de los buitres bursátiles, una especie en plena expansión. Hablo de aquellas cosas, pequeñas o no, que nos hacían ilusión tener y realmente podemos tener igualmente, porque de ésa no nos vamos a arruinar, con toda seguridad.

Hace un par de semanas se me ocurrió celebrar esta crisis comprando un par de entradas para el concierto de Bosé (pues sí, también me va el petardeo pedorro recauchutado con electronic sound machine, qué pasa, no sólo de jazz-fussion vive el hombre sensible y moderno) e invitar a mi chica a un rato de bailoteo. A lo mejor el detalle, si no es por la crisis, no se me hubiera ocurrido, seamos sinceros. Pero me duele que nos manoseen los media ahora con su cantinela tremendista para recabar más atención, porque es precisamente esto lo que más atención demanda. Falso. Sí, confirmado, hay crisis, pero no es para tanto, que entre todos la mataron y ella sola se murió.



Wednesday, November 05, 2008

EL SÍ PUDO, EL SÍ SUPO.






Debo admitir que mi candidata para estas elecciones americanas era Hillary Clinton y no Barack Hussein Obama. Ya lo sabéis de anteriores entregas. Continúo pensando que era una gran candidata tan capaz como su homólogo victorioso, sino más. Y sigo pensando que la última frontera por atravesar en la arena política internacional es que la mujer acceda finalmente al puesto de trabajo más poderoso del mundo. Pero a la vez debo decir que el ganador final a estas elecciones a la Casa Blanca me ha ido convenciendo por su extraordinaria y creciente solidez a medida que se ha ido acercando la fecha de la elección. No tuvo fallos, no mostró fisuras ni siquiera en los peores momentos, cuando se le acusaba de las peores cosas. No se entretuvo en atizar estériles polémicas ajenas a los problemas centrales de la nación ni atacó un supuesto pasado oscuro del candidato opositor. Se concentró en definir las preocupaciones del electorado, perfiló sus necesidades con exactitud y supo insuflarles lo que más necesitaban: la esperanza del cambio. Sus apariciones, sus discursos, sus mensajes, todo fue ejecutado con excepcional profesionalidad en una campaña que quedará para la historia como ejemplar.

Mc Cain no me ha disgustado tampoco, al decir verdad. Ha debido luchar con la insuperable losa de la pésima gestión de la administración Bush en todos los frentes, y de este juicio negro para e
l presidente saliente no lo librará ni la historia, como él espera. Si bien el mandatario tejano ha debido afrontar retos insólitos por su violencia y crudeza, como el colapso de las Torres Gemelas y del Pentágono, su manera de responder no ha estado nunca a la altura de las circunstancias. Sus relaciones con el exterior han resultado muy deficientes y en el terreno patrio no ha sabido destacar en nada. El bueno y moderado de Mc Cain ha sido, pues, enviado a luchar contra las fieras en las peores circunstancias y ha pagado cara su heroicidad y su ingenuidad. Para enfrentarse a los demócratas en esta ocasión, personalmente hubiera preferido que se hubiera presentado un nuevo candidato neocon, uno de los que de forma tan poco útil han asesorado a su Presidente durante estos largos últimos ocho años y que han hecho gala de tan escasa cintura política. Pero no estuvieron, no se supo nada de ellos, no contestaron, no comparecieron. Mc Cain no acertó al presentar sus armas, no acertó al escoger a sus íntimos colaboradores/as, no escogió un buen momento y se apartó de su proverbial moderación entre las filas republicanas. Para su gloria, para la historia quedará su elegante discurso de despedida, reconoció la brillante campaña de su rival y su victoria sin paliativos, se hizo personalmente responsable de la derrota y llamó al país a la unidad detrás del nuevo líder en un momento histórico, según sus propias palabras. Demostró, en la amarga hora de la derrota, que también hubiera sido un buen presidente con un gran sentido de estado y con gran amor a su nación. Eso deberían imitarlo muchos políticos en nuestro país que tanto aseguran amarlo.

En esta tesitura histórica USA ha sabido, a través de esta elección, alejar varios fantasmas de una sola vez y en tan sólo una jornada: ha limpiado la pésima imagen que su sistema electoral ha ofrecido en las dos ultimas ediciones, ha recobrado gran parte del ansiado soft power que le caracterizó durante décadas y la admiración que había perdido ante la comunidad internacional, ha pasado página a un pasado turbio de problemas raciales en una catarsis nacional sin precedentes, y lo más importante, ha iniciado el camino de la recuperación económica a través del paso más necesario: recobrando la esperanza y el optimismo. Felicidades ciudadanos americanos. Un voto de confianza al Presidente.



Thursday, October 09, 2008

¿ FALTAN LÍDERES o... A LO MEJOR SOBRAN ?



En los últimos tiempos proliferan por todas partes foros de análisis político-sociales, encuentros de "sabios", tertulias de cerebros que nutren de prestigio a buena parte de la clase política en la reserva, a magnates desconocidos con deseos de posteridad, a serios académicos de títulos extraños, y a altos ejecutivos de multinacionales en retirada. Lo lamento mucho, pero lo cierto es que poca cosa aportan, ninguno de ellos, a nuestro pensamiento moderno. En efecto, entre café y café, ellos seguirán sin desmayo reflexionando aparte en las alturas y, para colmo de todo asombro, sembrarán de críticas páginas enteras de periódicos, horas de audición en noticiarios de radio y televisión y provocarán a su vez entrevistas y más entrevistas para seguir analizando vete a saber qué, e impartirán cursos y más cursos que sirvan para dar, al fin, con una lógica a tal sinrazón de tanto pensamiento vacuo de contenido útil. En fin.

En realidad, si lo miramos bien, es un poco eso lo que ocurre con esta aguda crisis que nos atraviesa, que nuestro sistema socio-político y nuestro entramado económico-financiero, en consonancia con los tiempos, se han nutrido de abierta falsedad, de puro marketing absolutamente alejado de toda realidad, de una ansiedad extrema de incrementar exponencialmente, de un año a otro, de un mes al siguiente, una cuenta de beneficios que la mayoría de las veces iban maquillados con activos falsos, a fin y efecto de colmar los bolsillos de consejeros delegados, con contratos billonarios y bunkerizados. Un calco de lo que ocurre en la arena política, en la que cualquier cifra, también maquillada ya sin disimulo, servía para seguir aguantando con hilos una falsa política que jamás mira de facilitar las cosas a los ciudadanos de a pie, a los consumidores, a los pequeños empresarios, a todos los que con sus pequeños pasos y grandes esfuerzos hacen que nuestra economía productiva se mueva de veras a pesar de la burocracia administrativa e improductiva que va en aumento, a pesar de la especulación , una política asustada que sólo busca ponérselo fácil a las grandes compañías, a los grandes empresarios, nuevos ricos o no, para que sigan invirtiendo a cargo de presupuestos públicos , a base de pelotazos inmisericordes y con un nivel de riesgo cero.

La penúltima bobada que voy escuchando por esos glamurosos mentideros de sabios, incluso por algunas tertulias de especialistas en todo (que valentía o que desahogo, según se mire, ser capaz de saber de todo) es que en uno de los pilares de esta crisis, nuestra política actual, "faltan líderes". Claro, dicho comentario proviene muchas veces de sabios retirados cuyo mensaje subrepticio viene a ser "yo lo hacía mejor"; otras veces vienen de analistas poco afortunados que miran atrás con nostalgia, incluso dando ciertos nombres y apellidos como González, Pujol, Kohl, Miterrand,..., como si aquellos en su día no les hubieran dado suficiente cera por liderar "proyectos agotados", "por presidir con falta de ideas", etc, etc.

No amigos, no nos dejemos engañar, aquí no faltan líderes sino que sobran . Sobran a todos los niveles y en todos los sectores de la actividad económica y social, al más alto nivel que se os ocurra, porque en ese nivel más alto es donde dormitan amenazantes los peores, los que en su vida conocerán el rigor extremo y el dolor agudo de descolgar el teléfono una mañana con la voz de tu banco al otro lado del hilo que te llama para decirte que te retrasar dos mensualidades de la hipoteca y que a la tercera te vas a la calle, tengas hijos o no, da igual, o que te cierran el crédito y bajas la persiana, Sobran líderes, líderes y presidentes elíseos, de los que buscan un titular cada cuarto de hora, incluso cuando van a hacer algo tan fútil y matutino como irse a correr, con gorilas y fotógrafos detrás, como si ellos hubieran inventado las zapatillas, líderes y presidentes de los que organizan grandes encuentros de amigos presidentes que no deciden nada, asustan al personal con su indecisión pero que, eso sí, cenan hasta aburrirse de comer; sobran presidentes que cada mes nos incordian con su arrugada arrogancia para decirnos: no, lo siento, este mes tampoco bajo el interés, hasta que un día como hoy se le ocurre bajarlo, cuando ya es demasiado tarde y nada aliviará el número fatídico de muchos dolores de cabeza; sobran presidentes, o pequeños presidentes que se suben a una tribuna para hablarnos tan tranquilos de "valores" o de que "hay que producir más" para acabar con la crisis, ¡que trabajemos más, que tengamos más valores!, qué fácil es pensar con un sueldazo a cargo del erario público, se habrán roto la crisma dando soluciones...; y, en fin, sobran también mucho ex-presidente, de los nostálgicos de los despachos oficiales, de las banderas y de las ruedas de prensa, de los que hablan y dicen tonterías hasta en inglés, pero qué arrogantes y justos,...

No faltan, no, lo que sobran son muchos líderes. Lo que sí hace alta es gente corriente, gente honrada y valiente que se atreva a decir no a una gran compañía, a un gran banco, a una gran distribuidora de alimentación, a un secretario de estado, que se enfrente a compañeros suyos, presidentes o no, vice-presidentes o no, de los que sólo piden más sueldo y otro coche oficial. Ahora no se me ocurre, pero creo que deberíamos encontrar un sistema realmente eficaz para jubilar a tanto listo, a tanto "líder", a tanto presidente y vicepresidente, a tanto analista y a tanto especulador-ejecutivillo-aprovechado. Basta de falsedades, por favor, basta de trucos, de comisiones, de pelotazos, de burbujas, de nuevos ricos, líbrenos Dios de más nuevos ricos, de encuentros de sabios y expertos, y busquemos de una vez gente honesta y valerosa, no hace falta que sean líderes.

¿Difícil? Sí, eso me temo. Pero debemos buscarlos/as.




Tuesday, August 12, 2008

PUTIN: SE VEÍA VENIR.

Hace casi veinte años tuve la oportunidad de visitar Moscú, adonde me escapé desde una estancia en Sofia. Las compañías aéreas de la antigua Europa comunista son las verdaderas precursoras de las actuales líneas de bajo coste, por cuatro duros de la época podías recorrer todo lo largo y ancho del telón de acero, y yo, a poco que tuviera días libres trabajando por la región, me escapaba raudo a descubrir rincones poco conocidos -para mí desconocidos- entonces. Eso sí, debías justificar muy bien, al llegar a cualquier frontera, toda visita, el motivo, tus destinos, tus datos, tu alojamiento, a quién y por qué ibas a ver, etcétera. Lo primero que pude comprobar en aquellos viajes por la Europa socialista es que, aparte de la belleza e inmensidad de aquellos territorios, todos los tópicos que circulaban entonces sobre el hermetismo y la falta de libertades del sistema, eran completamente ciertos y en algunos casos ciertamente generosos. Y más lo eran de modo especial para un joven veinteañero que llegaba de un país donde la democracia, particularmente joven, se hallaba expandiéndose a pleno pulmón. La depresión económica -lo iré narrando de vez en cuando, país por país- era aplastante, el colapso de los sistemas políticos y económicos era ya un hecho cierto, faltando sólo que la chispa incendiaria, la perestroika, llegara de un momento a otro esparciendo sus llamas por toda la región. Las consecuencias del colapso del fallido sistema comunista las vivimos todavía hoy, y de hecho creo personalmente que pasarán al menos dos generaciones para que dichas consecuencias desparezcan casi totalmente.

Cuando Vladimir Putin llegó a la cúspide del poder y supe que había sido miembro destacado del KGB en aquella época de declive soviético, no me cupo ninguna duda jamás de cómo se las gastaría el tipo a poco que se aposentara en el Kremlin. No es que yo sea un acérrimo lector de novelas de espías -un género que no desdeño-, o que tenga una bola de cristal, sino porque en su época fui testigo directo de cómo la gente en Europa del Este temía a sus servicios secretos, una red de espionaje inmensa y eficaz cuya influencia directa y terror alcanzaba los confines del imperio soviético y sus países satélites. Bien es sabido que una brizna de hoja no se movía, no había pequeño e insignificante negocio que se moviese en todo aquel inmenso territorio sin que los servicios secretos conocieran hasta el último detalle. El arriesgarse a contravenir los criterios políticos del sistema era una una grave temeridad, pero si además el servicio secreto catalogaba a alguien como una amenaza a tener en cuenta, las consecuencias eran letales, con absoluta seguridad.

Putin, que comenzó a brillar en esa época y en esa escuela, no deja de ser un nostálgico de aquella ola de temor y represión, de aquellos métodos oscuros de hacer algo muy diferente a lo que nosotros entendemos por verdadera política, que no es otra cosa en realidad que la gestión tranquila de lo que es la res pública. Yo diría que, intereses estratégicos aparte, se ha colocado al mando de Rusia al líder con el perfil político menos indicado para ello. Él no piensa en la política como una forma más o menos dialogada de alcanzar acuerdos en un contexto de intereses contrapuestos, en un juego de mayorías que se entienden y respetan a las minorías, no entiende de convivencia pacífica de formas de pensar diversas, no tiene ni idea, porque no lo ha vivido nunca, de lo que realmente significa democracia, participación ciudadana, estado de derecho o legalidad internacional. Es más, a pesar de sus intentos de disfrazar la realidad con instituciones pseudo-democráticas, que no resultan más que formas poco disimuladas de permanecer en el poder a costa de los que sea, estoy convencido de que son conceptos que desprecia profundamente. Y es que no se puede pedir a un lobo hambriento que se ponga a cuidar ovejas. No se puede pedir a un destacado miembro de un órgano de espionaje y represión, con la leyenda que atesora el KGB nada menos, que impulse y lidere, de un martes a un jueves, un país democrático y moderno. Los actuales mandatarios de Moscú, en realidad, son un serio problema para el avance verdadero de Rusia, a la que no pueden ver progresar si no es en términos imperialistas como los que conducían a la extinta Unión Soviética.

Como consecuencia de esa manera de relacionarse en el plano político de su líder, así se comporta Rusia en el plano internacional. El Kremlin no mira a sus vecinos como países amigos, de historia común en la mayoría de las ocasiones, pequeños países con los que relacionarse de forma bilateral, de igual a igual, colaborando de forma armónica en los terrenos que sean menester, ganándose su estima a través de la relación tranquila y sincera. El Kremlin mira y ha mirado, ahora y siempre, a las ex- repúblicas soviéticas, que son naciones soberanas, como territorios de su absoluta propiedad, y no asume ni asumirá, mientras siga en el poder la generación que ahora manda en Moscú, que ninguno de esos países se mueva en el plano internacional según sus propios criterios. Y tampoco consentirá jamás, por mucho que tengan el derecho internacional a su lado, que ninguna de esas naciones estreche lazos con países occidentales sin su expreso consentimiento. Es una forma patrimonial, imperialista y agresiva de relacionarse con sus vecinos y una forma pacata y estrecha de moverse estratégicamente en el orden internacional. Las razones de la fuerza no son verdaderas razones, no son convincentes y raramente son duraderas. Rusia perdió a sus repúblicas separadas, entre otras causas, porque su relación con ellas estaba basada casi únicamente en la fuerza. Pero siguen sin aprender la lección.

En este último episodio de violencia desatada, el pecado de Georgia ha sido picar ingenuamente en la trampa y en la provocación que le viene urdiendo Moscú, justo desde el mismo día que su presidente anunció que quería estrechar lazos políticos -y militares- con los países occidentales, algo a lo que tiene el todo el derecho del mundo como nación soberana que es. El pecado de su presidente, Saakashvilli, ha sido olvidar y subestimar el cerebro agresivo y represor del Kremlin, al que creían dormido, pero que en realidad está dispuesto a todo, caiga quien caiga, por mantener su influencia en los que considera sus territorios, que desde luego no lo son, y que luchará y eliminará lo que crea preciso por ver aquella zona libre de contaminación política occidental. Aparte de la desproporcionada matanza generada por la voracidad geopolítica rusa, que no ha mirado mucho si había civiles o no en los territorios que bombardeaba, la guerra abierta no deja de ser un muy serio aviso para el resto de países de la zona: si no hacéis lo que Moscú dice, os mandaremos los aviones y los tanques a trabajar a destajo. No es que sea cuestión de inteligencia sobrenatural; viendo la hoja de servicios de quien manda en el Kremlin, todo esto se veía venir..., y veremos hasta dónde va.

Thursday, July 31, 2008

CARTAS BOCA ARRIBA, II

No quisiera irme unos días de vacaciones -prometo no descuidar mi articulito semanal- sin contestar amablemente a unos comentarios que sobre la última crónica escrita por mí han vertido alguna que otra blogolectora. Y de forma previa, quiero sinceramente mostrar mi agradecimiento por todos aquellos que siguen esta columna, que para mi asombro son muchos más de los que hubiera imaginado jamás. Que te dediquen algo de su tiempo, el bien sin duda más preciado que poseemos como seres breves y frágiles que somos, resulta siempre estimulante. Gracias por vuestra lectura y por vuestros comentarios.

Y quiero referirme especialmente al comentario que ha dejado "Amy" -curioso y casual, un apodo que coincide con el nombre que da título a una serie, "La Juez Amy", en que una magistrada americana muestra su lado más humano, junto a la narración de una intensa vida profesional-, cuyas aportaciones me han parecido especialmente interesantes. Por la naturaleza sus comentarios, también me da la impresión que se trata de una profesional del derecho sin duda, si bien no acabo de estar seguro de qué cuerpo funcionarial se trata, o de qué cuerpo es en el que pretende ingresar. En cualquier caso, déjame decirte, estimada Amy, que coincidimos en gran parte de tus afirmaciones, si bien sería menester añadir por mi parte alguna que otra aclaración.

El de los abogados, como el de todos los colectivos profesionales numerosos, cuenta con alguna que otra manzana en mal estado en su muy amplio cesto. No voy a negarlo, es cierto, no nos pongamos corporativistas. Ahora bien, personalmente, en casi veinte años de carrera con los que ya cuento -¡horror, qué vértigo!- no he conocido a ningún Letrado en ejercicio tan torpe como para recomendar a su cliente, en un tema matrimonial nada menos, que denuncie a su marido por malos tratos si no cuenta con pruebas claras de por medio. Que alguno habrá, seguramente sí, no te digo que no, pero que eso se trata de un caso entre diez mil, eso sí te aseguro que también. Ningún profesional con mínima experiencia -y los más inexpertos, todavía menos- se expondrá a que le retiren la licencia profesional por una bajeza tan ruin y que tan poco le beneficia personal y directamente. Las denuncias falsas por malos tratos se trata de una lacra que más que por inverosímiles recomendaciones profesionales, vienen por una desinformación de aquellas personas que las emiten, cuyas fuentes se basan en comentarios callejeros o en interpretaciones erróneas de datos televisivos, en simple maldad, y en casos menos numerosos, por temores más o menos fundados a que esas cosas que se denuncian vayan a pasar de veras luego. Hasta ahora, que se sepa, ningún profesional que se conozca ha sido condenado por semejante bajeza.

En otro orden de factores, que los hombres vayan a denunciar desvaríos de sus ex-parejas, también pasa, también. Lo que sucede en la realidad, y también es demostrable, es que, como ocurría antaño con las mujeres lamentablemente, en la actualidad es harto difícil -pero no imposible- que le admitan en comisaría una denuncia a un marido por insultos o amenazas de su mujer, y mucho menos por malos tratos. Intentarán por todos los medios quitárselo de encima, a él y al trabajo que genera cualquier denuncia. También todo acreditable.

Que la maternidad y la paternidad dejen de ser derechos y pasen a ser obligaciones, de acuerdo, en gran parte. De lo que se trata es precisamente de eso, de que la forma de aplicar la ley hasta ahora por parte de una mayor parte de juzgados se base en darle sólo los derechos a una parte, y a la otra sólo obligaciones, de que unos y otras se vean igualmente repartidas entre ambos progenitores. Porque no nos olvidemos, es cierto que los padres son los primeros y principales responsables de velar por el cuidado y desarrollo de sus hijos, pero es cierto igualmente que son los juzgados y nadie más que los juzgados, establecidos por la Ley, los encargados de forma ineludible de resolver las diferencias cuando los progenitores no son capaces de resolver nada a través del diálogo. Tampoco los juzgados pueden eludir su misión en base a que la sociedad flaquea en sus valores, o que los padres son los primeros responsables... Su misión está muy clara, se encargan de aplicar la ley y de impartir justicia, y nadie más puede hacerlo por ellos. Así están las cosas.

Que paséis un buen verano, cuidado con el sol y taparos, que hace frío.

Monday, July 07, 2008

CARTAS BOCA ARRIBA

No hace mucho os hablé de mi amigo Jose, un ex-vecino al que un día la vida le cambió cuando llegó a casa y le dijo su mujer que se separaban, que debía abandonar la casa, que se tenía que ocupar de pagar la pensión de los niños más su parte de la hipoteca y que a los niños los vería, si no se avenía a razones, un fin de semana de cada quince días, lo justo que mandara el Juez. Os conté también, creo recordar, que se sumió en una profunda depresión al verse venir todo encima, de golpe, sin avisos previos y durmiendo en casa de sus padres, habiendo cumplido los cuarenta y tantos, porque no le llegaba para más tras pagar hipotecas, gastos extras y pensiones. Luego se enteró de que su mujer le había dejado para irse con su mejor "amigo". Lo que no sé si os acabé de contar es que en la casa que seguía pagando mi amigo, a pesar de no disfrutarla, dormía a menudo el nuevo amor de su ex-pareja, incluso con sus hijos dentro y no habiendo pasado ni un mes después de haber abandonado su hogar. Hace tiempo que no veo al nuevo inquilino por el barrio y su mujer sólo la veo paseando el perro, eso sí, una vez los niños son empaquetados con los abuelos paternos o maternos, lo mismo le da. Una familia rota, un caso mal resuelto. Es un caso verídico y común, nada extraordinario. Es un "caso tipo", diría yo, que se da con demasiada frecuencia y que ilustra hasta que punto puede ser injusto y desviado el derecho de familia con los padres. Pero, no creáis, no es un caso extremo en absoluto, es un caso que ahora se quedaría corto en su nivel de desproporción y de injusticia.

Mi amigo Jose (oculto su verdadero nombre, es evidente) aún puede considerarse afortunado. Como lo oís. Recopilo ya una nada famélica casuística de padres -como cualquiera de mis colegas de profesión- que además de todo lo que le ocurre a Jose deben añadir que salieron de casa con las manos atadas por delante, ante el oprobio de verse detenido ante sus hijos y sus vecinos, dormir en comisaría compartiendo celda con otros delincuentes comunes y expertos, verse acusado de malos tratos sin que exista prueba de cargo de ninguna especie -ni un triste parte médico por arañazo-, y encima enterarse más tarde de que todo venía a cuento para verle salir de casa de manera inmediata porque su mujer tenía otra relación en puertas que tampoco podía esperar. Además de todo lo anterior, sin apenas escuchar sus alegaciones, que con toda seguridad no van a ser tenidas muy en cuenta, el juez decretará una orden de alejamiento del domicilio de la esposa, una pensión inmediata para atender las necesidades de los menores, además de hacer frente a todas sus obligaciones (hipoteca, préstamos, etc.). Por lo demás, si no presenta pruebas determinantes de lo contrario, tiene muchas posibilidades de verse condenado por agresor en un juicio posterior, que le queden antecedentes penales, y de por medio y antes de ser dictada sentencia, puede incluso que sufra restricciones en el régimen de visitas con los niños, como del tipo de que los menores no duerman en el domicilio del padre hasta que su señoría no diga lo contrario. Las acusaciones que se vierten en estos casos para iniciar el procedimiento con una denuncia, cuando es falsa, no tienen límite en su imaginación, lo que se os ocurra por muy escabroso que resulte tendrá su reflejo en realidad con toda la seguridad. El porcentaje de denuncias falsas sobre padres que sufren esta paranoia jurídico-social desatada en nuestro país es elevadísimo, llegando a colapsar algunos juzgados de violencia doméstica, y comporta la dedicación de unos recursos ingentes a casos absurdos e inventados que evitan, y esto es lo más triste, que los casos verdaderos sean atendidos como merecen.

Señalar todo esto es algo que, entre los profesionales del derecho que batallamos en las trincheras de la justicia a diario, no nos atrevíamos a hacer en público por temor a ser inmediatamente tachados de misóginos, machistas o de otras lindezas parecidas, sino peores. Recuerdo como si fuera ayer, que la que fuera a la sazón jueza decana de Barcelona, la Señora María Sanahuja, se hizo eco en cierta ocasión de lo que ya era todo un clamor entre los profesionales -los que querían verlo, porque había otros/as que reclamaban aún mayor dureza- hace algunos años: la ingente cantidad de denuncias falsas de esposas sobre maridos alegando unos supuestos e inexistentes malos tratos, que amenazaba con colapsar los juzgados penales y que iban en franco aumento. La Sª. Maria Sanahuja, por mostrar una sinceridad a prueba de todo que le honra, siendo mujer y jueza, se ganó furibundos ataques a su persona desde las más instancias del derecho, y especialmente de mujeres magistradas con cierto poder de influencia, a quienes no citaremos para que no sientan ofendidas en el remoto caso de que lean estos párrafos -no conviene hacer enemigos más poderosos que uno, dijo Claudius, Caesar Imperator-. El problema sigue igual de intenso pasados más de tres años de aquel episodio, sino peor.

En el último suplemento mensual de La Vanguardia dedicado al mundo del derecho, Togas.biz, varias compañeras letradas se hacen eco con cierta amargura del desolador panorama que está dejando de por medio la mala y ciega aplicación del derecho de familia, especialmente en contra de los maridos y padres. Y es interesante que lo hagan desde su condición femenina, porque la injusticia no entiende de género. Igual que un humilde servidor no le temblará el pulso para defender y reconocer una desigualdad en el trato de cualquier tipo hacia las mujeres, que lo sigue habiendo y en muchos aspectos de nuestra sociedad todavía, no podemos dejar de ver la clara discriminación que sufren los padres a la mala hora de enfrentarse a un juicio de divorcio, máxime si hay niños de por medio. Deben contar con que la guardia y custodia de los menores no se la van a conceder casi seguro, por muy desastrada e indolente que sea su pareja a la hora de afrontar el cuidado de los niños. Ni siquiera en casos extremos los jueces se atreven, en su gran mayoría, a remover ese privilegio femenino. He debido presenciar negativas a conceder guardia y custodia de menores a un padre, por ejemplo, sabiendo que la madre se dedicaba al alterne nocturno profesional y que dejaba de día el cuidado del niño enteramente a canguros, extremos que fueron probados pero que no bastaron para que el juez revocara esa guardia y custodia; se prefería que el niño fuera cuidado por canguros, conocidos o no, que no por su propio padre. Cualquier abogado de familia podrá dar decenas de ejemplos de lo que estoy hablando en que lo que debiera ser un derecho del menor a disfrutar de una custodia en las mejores condiciones, por automatismos convencionales, por prejuicios absurdos y por falta de entereza y bonomía de la mayoría de los funcionarios togados se ha convertido en un privilegio intangible que no está de acorde ni con la realidad social que vivimos, ni con la justicia en abstracto. En derecho de familia, y en derecho penal también, quién lo hubiera dicho hace sólo unos años, ser hombre comienza a ser motivo cierto de discriminación. Algo debería empezar a moverse.


Wednesday, June 18, 2008

CATALUÑA: ¿EL FRACASO DE LA AUTONOMÍA?

Lo cierto es que no me da a menudo por ahí, ya sabéis por qué, pero ahora me apetece hablar un rato de política nacional, o nacionalista, si así lo preferís. Y es que hace mucho tiempo ya que vengo observando los movimientos a mi gusto harto erráticos de la clase política catalana, y evidentemente, por la parte que le toca, de su gobierno, principalmente. No se trata de hacer leña del árbol caído, no se trata de un desahogo fácil, populista, de mirar de lograr una rápida complicidad con los blogo-lectores. No es el caso. Mi crítica es un lamento más o menos acerado de quien tiene la impresión, y también algunos datos ya, de que a Catalunya se le ha dado un caramelo con la llegada de la democracia, la tan ansiada autonomía, de cuyas mieles sólo disfrutan unos pocos, la clase política catalana, y me parece que muy pocos más. ¿Qué beneficios económicos y sociales concretos viene recibiendo la población?, se pregunta uno.

Que nadie, por favor, se confunda leyendo esto. He participado activamente en política, no descarto volverlo a hacer algún día, y más concretamente en terrenos catalanistas. Sé incluso, por haberlo visto más o menos de cerca, de las dificultades por las que puede atravesar un gestor público, pero nada de lo anterior me puede negar la condición de mirar críticamente la realidad de las cosas. Mientras en los pasillos del Parlament se ejerce una suerte de vedetismo politólógico, una política de salón, de fino verbo y también grata imagen -porque eso sí, nuestros políticos cuentan de forma abusiva con todas las horas de televisión del mundo, con lo que coincido con mi admirada Mónica Terribas en que los políticos deberían ir pensando en dejar descansar a nuestros receptores un poquito, ni que se a de vez en cuando-, la repercusión de la implantación de esas políticas en la vida cotidiana de la ciudadanía es escasa por no decir nula. Y no vale siempre escudarse en que desde Madrid se maniata la política autonómica, no vale siempre oponer que se ahoga nuestra iniciativa con la cesión de una financiación escasa. Es muy cierto en una gran parte todo eso, algún día también hablaremos de ello, pero hemos de admitir de una vez por todas, que de tanto mirarnos el ombligo nos hemos olvidado que se debe hacer presión fundamental donde se haya el epicentro de las decisiones, de donde sale el mayor montante de dinero en infra-estructuras, o por lo menos allí donde no sólo se decide, sino también se reparte.

Veamos, brevemente. Desde la llegada de la democracia la participación catalana en el P.I.B. del Estado, aunque sigue siendo importante ha descendido de forma considerable, y en todo caso, aún siendo casi una quinta parte del total, su efecto económico no se traduce de forma proporcional, ni en inversiones en nuestro territorio ni en influencia decisoria política directa en los pasillos de Madrid. Al contrario, los que siempre deciden, lo siguen haciendo igual de mal y muy negativamente para los intereses del contribuyente catalán. La renta per cápita de un ciudadano catalán hace ya bastante tiempo que no se sitúa entre las tres primeras del estado, lo cual es un índice también muy negativo. Por lo demás, seguro que si lees esto también conoces de alguien que te ha comentado alguna vez que fulanito o menganito ha perdido el empleo porque la central de su empresa se la llevan a Madrid; esto último ocurría concretamente, en el período que va de 2000 a 2004, a un ritmo de traslado de unas cien empresas al trimestre.

En cuanto a inversiones de capital extranjero diremos que el 40% de las empresas extranjeras afincadas en España se concentran en el entorno de Madrid, cuya área metropolitana alberga nada menos que 1918 empresas multinacionales, y en cuanto a inversión de capital directo el 60 % de ese capital extranjero que vino en la última década se concentró también en Madrid. El área de Barcelona -y por extensión en influencia el área catalana- no es siquiera la segunda ciudad española con mayor facturación y empleo de multinacionales, sino la tercera, por detrás de Madrid aún nos supera Alcobendas. Además, el área de Barcelona sólo acoge a un escaso 9% de empleo de multinacionales por un 34% de Madrid. Con los sueldos no nos va mejor tampoco, los madrileños, según el I.N.E. -datos correspondientes al primer trimestre del 2008- cobran unos 2.086 € de media, los vascos unos 1.932 €, por unos 1.789 € los catalanes, siendo que estos últimos soportan una presión fiscal -estatal y autonómica- superior al resto de los españoles y unos costes de suministros también superiores, a veces el doble de la tarifa según qué casos.

Todo esto, claro está, supone una forma de desigualdad social y económica puesto que los empleos y sueldos de calidad que se generan van a parar a otros territorios, a pesar de que gozan de igual o inferior contribución al P.I.B. del Estado. Hay otros muchos datos socio-económicos que seguro que ya conocéis que van en la misma dirección, porque regularmente salen a la luz, no ya sólo en la prensa catalana sino en la prensa nacional también. Y todo esto no ha pasado en tiempos del dictador Franco, con lo mal que nos caía a todos, amigos míos. Este declive imparable ha pasado y se ha agudizado en el transcurso de la democracia, durante la que se supone que disponíamos de una clase política catalana que velaba por nuestro intereses en todos los frentes. Es cierto, dirán, que algunos territorios debían notar un incremento cierto en sus parámetros como resultado de su incorporación franca y significativa al desarrollo económico nacional y europeo; lo que no es de recibo es que en Cataluña, no ya los obreros, sino los empresarios, los autónomos, la ciudadanía en general contemple indefensa cómo progresivamente pierde renta e infraestructuras para uso cotidiano y ulteriores desarrollos y la clase política catalana siga embebida en sus propias querellas intestinas, en sus ferias libreras no-se-sabe-para-qué, en su respeto inmaculado a la cúspide del partido en Madrid, o en sus congresitos sobre la filosofía y la esencia política de la catalanidad eterna, la verdad, temas ya algo cansinos para el resto de nosotros, mientras otros por ahí fuera, más listos y menos endiosados se lo llevan todo calentito a su casa. Todo eso, además, consintiendo en soportar una imagen exterior horrible -aunque esto de sacar los ojos al compañero es muy español en general, es verdad- que se proyecta de forma sistemática desde otros territorios del Estado sin que nadie aquí aporte estrategia alguna para combatirlo, como si esto no contara para nada.

Hago votos por una renovación política de la catalanidad, pero una catalanidad más ágil, más comprometida con la gente de la calle, más despierta y abierta y más participativa en general con la política del Estado. Encerrarse y engordar en el huertecito patrio ni nos hará mejores ni más competitivos, ni siquiera nos hará más catalanes. Despierten ya, por favor. De lo contrario, quienes se acabarán cargando el auto-gobierno catalán serán ustedes y no los conservadores más acérrimos escondidos en sus despachos grises de las secretarias de estado y direcciones generales de los ministerios.

Hasta pronto.

Wednesday, April 23, 2008

UNA ROSA Y UN LIBRO

Supongo que los habrá de otra manera, pero yo siempre he recordado el día de Sant Jordi como un día especialmente agradable en Barcelona, claro y luminoso, con ese sol radiante que se levanta en las mañanas límpidas que dejan la lluvias de primavera, y un día de mucha gente en la calle, alegre, presurosa de llevar su regalo a las personas que estima de veras. Un libro o una rosa.

Y siempre que llega Sant Jordi, dejadme que os cuente y confiese, recuerdo un primer amor. Bajo ese sol fresco y radiante, una chica morena de sonrisa grácil y grandes ojos negros, una blusa de flores de colores y sobre ella una rebeca blanca, unos vaqueros claros y unos zapatos de tacón oscuros, y muchas rosas rojas en sus manos: ¿quiere una rosa a cien pesetas, señor? La recuerdo que se acerca y me estremezco de alegría, ningún otro chaval en la capa de la Tierra podría sentirse tan afortunado como yo, contando con el cariño de esa rosa. Los años pasaron y pasaron y esa rosa nunca se marchitó, pero voló fresca de mis manos para ya no volver.

Muchas décadas antes de que Shakeaspeare y Cervantes nos apabullaran con su comercial e impostada fiesta del libro, mucho antes de que San Valentín se convirtiera en el santo de los grandes almacenes las parejas catalanas renuevan su amor con el regalo mutuo de una rosa y de un libro. No es sólo, al menos aquí, entendamos, una fiesta comercial para festín de editoriales, no es sólo un día de culto a la literatura erudita. Es ante todo un día festivo en el que se celebra y se renueva el amor, la tolerancia y la cultura. Es una fiesta que saluda a la vida y a la primavera. Es una rosa y un libro.

Wednesday, April 09, 2008

FREE TIBET

Todavía conservo en mis oídos el grito desgarrado de una joven tibetana, hace pocas semanas, que luchaba por no ser aplastada en una valla de contención que la Policía de Nueva York había colocado frente a la sede de Naciones Unidas. El dispositivo de seguridad implementado era de cierta ostentación, teniendo en cuenta el poco más de dos centenares de manifestantes que se agolpaban desesperados, en un acto de protesta en el que se acusaba a China de haber perpetrado en Lhasa una brutal represión, unos pocos días antes, con víctimas mortales. Guardias a caballo vigilaban que nadie rebasara la valla. En ese momento los miraba, confieso, con cierta compasión. Era una mañana fría y los gritos de FREE TIBET se ahogaban entre el ulular del viento que rugía desde el East River. Horas más tarde, convencido de que la manifestación se apagaría ante la indiferencia de los turistas, que apenas sí les rendían cuentas, los volví a ver gritar entre la muchedumbre de la Quinta avenida. Los gritos seguían pasando desapercibidos en una ciudad monumental donde ya nada sorprende lo suficiente. No dejaba de tener la escena cierto aire romántico, una pequeña cofradía de rebeldes que protestaban al coloso chino, impertérrito a veinte mil kilómetros de donde se hallaban. No puedo evitar sentir toda mi solidaridad por aquellos desesperados manifestantes, que en varios casos mostraban fotos de familiares entre las víctimas de la represión del gobierno chino.

Semanas después vuelvo a contemplar cómo ondea la bandera tibetana al paso accidentado de la antorcha olímpica allí por donde prende. Según los corresponsales, China está preocupada por la irritación y la ofensa que los atropellos constantes a la antorcha olímpica pueda causar entre sus ciudadanos. Me parece llamativo; qué curiosa es la especie humana, ¿no os parece?. No hace tanto tiempo que estábamos preocupados por la pobreza que invadía el antiguo Imperio del Medio, y cómo afectaría a la estabilidad del gobierno comunista que se abría a un incipiente proceso de reformas económicas, y ya estamos hablando de una sociedad en la que los acomodados se multiplican y hasta se ofenden porque les soplan, pobres, su llama olímpica. Fuera ironías, me parece de una ceguera atroz, por parte del gobierno comunista, utilizar la violencia para reprimir las protestas tibetanas. Acaso sea pedirles demasiado a una gerontocracia que se resiste a abandonar el valor del autoritarismo como modo de dominar pueblos y territorios. Pero si es que hasta el viejo Mao, hace cincuenta años, se avino a entrar en negociaciones con el Dalai Lama para abrir el sendero de la autonomía a una tierra que debería tener las más altas cuotas de soberanía, tal y como le corresponde al Tíbet por su historia y tradición, una historia tristemente truncada con la invasión de los comunistas. Pues señores de Beijing, lamento mucho que su llama se apague, qué triste, de veras; pero más triste es que se pisoteen los derechos humanos en una tierra donde quieren ustedes que gobierne el "fair play". Sencillamente, ustedes no se merecen alojar la llama olímpica.

Friday, February 15, 2008

PIZZA CONECTION

Siempre me ha unido a Italia un gran sentimiento de cercanía, no en vano tuve la oportunidad de trabajar allí, yendo y viniendo, como guía turístico, durante un par de años a finales de los ochenta. Más tarde volví en varias ocasiones, de manera más espaciada, todo el tiempo el cual me brindó la ocasión de conocer muy de cerca la idiosincrasia de un país bello y complejo como pocos .

Recuerdo especialmente como si fuera ayer una de las muchas conversaciones tranquilas que mantuve con Lela paseando por los jardines de Tivoli, bello enclave en los alrededores de Roma. Lela era todavía una veterana guía local de Roma, que entregaba poco a poco su vara de mando como la mejor que era a mi querida Lori, su hija, también una gran diva en la materia. Los mundiales de fútbol de Italia habían ya pasado hacía un par de años, y los estadios, flamantes, estaban todos acabados, pero el mayor montante de inversión, que se había destinado a renovar infraestructuras como autovías, puentes o viales urbanos se había "perdido" por el camino y la mayoría de las obras en ese capítulo quedarían sin finalizar en la mayoría de las ciudades, aún muchos meses después de acabar el campeonato.

Lela me relataba esa circunstancia con profunda desazón, recordando a la vez la brillante ceremonia de inauguración de las olimpiadas del 92, en Barcelona. España había logrado ofrecer una imagen de renovada modernidad y había entrado por la puerta grande y con antelación sobrada al siglo XXI. La comparación era inevitable para ella. Primero me dijo sinceramente que le emocionó ver como España había logrado impactar al mundo con una ceremonia tan original y espectacular. Y volviendo la mirada hacia Italia, me decía que incluso había llegado a llorar por su país, una nación a la que amaba profundamente pero a la que cada vez veía más sumida en un esclerótico estado de declive para el que no veía salida en un futuro cercano.

Qué razón tenía. Tres o cuatro meses antes, el mismo mayo del 92, yo andaba trabajando por París, y mientras ojeaba desde mi periódico en la Place du Tetre los ecos de la brillante victoria blaugrana en Wembley, en las paginas anteriores se analizaba profusamente la noticia de la semana: el asesinato en Palermo, el 23 de mayo, del Juez Giovanni Falcone. El insigne jurista ya había avisado de cómo las gastaban sus enemigos: "sólo se paga una deuda con la mafia con la vida, y yo la pagaré;... pero alguien tiene que hacer mi trabajo", dijo semanas antes de morir. El 25 de mayo su funeral en la catedral de Palermo reunió a miles de personas que reconocían en Falcone a uno de los últimos héroes de Italia.

La nación transalpina se ha debatido siempre entre dedicar sus esfuerzos a la necesidad de progreso y la mejora de la competitividad o declarar una guerra abierta a sus captores, confrontación de la que nadie sabe cómo acabaría con certeza. Y de esa la indecisión precisamente surge el caos que impide gobernar el país con cierta calma desde antiguo. Prodi parecía que podría controlar, con su vitola de gestor de rigor europeo, una legislatura tranquila en Roma. Pero en el Tíber las aguas nunca bajaron calmas. Prueba de ello es el lamentable espectáculo que tuvo lugar en la votación en el Senado sobre la continuidad del proyecto Prodi, entre insultos graves y escenas tragicómicas, a finales de este mismo enero. Retuerce la conciencia italiana comprobar hasta cómo servicios públicos tan estratégicos como la recogida y tratamiento de residuos urbanos, como en Nápoles, siguen secuestrados por la mafia local. Y choca y entristece contemplar, entretanto, como un ocioso ministro de agricultura del mismo gobierno Prodi monta un follón continental para solicitar que todo lo que se desee llamar "pizza" en Europa respete el rigor de los ingredientes de la receta original. Sí, seguramente ese era el problema culmen de mi querida Italia, señor ministro, seguramente que lo era. Ciao bambini.


Friday, January 18, 2008

AFRICA llora..., una vez más.

Para quienes nos inquieta todo eso de las relaciones internacionales es sólo cuestión de tiempo no pararse de vez en cuando a pergeñar un pequeño análisis sobre la situación de África, y no hacerlo de paso en un tono de profundo lamento. Es sin duda uno de los mayores fracasos de nuestra civilización, que llegada a altas cotas de desarrollo en todos los continentes ya, mira desolada como, todas las recetas posibles para que la cuna del ser humano salga adelante de una vez por todas, se estrellan irremediablemente en una maraña de desastres que malogran cualquier mínimo avance.

Pero como viene siendo norma en mí, no voy a rehuir el debate sobre ciertas dudas poco convenientes que bien podrían afear este modesto análisis. Porque si bien es cierto, como bien me decía un buen amigo no hace mucho, que Europa no es del todo inocente al abandonar un continente en la desesperación tras más de un siglo de colonialismo implacable y voraz, no es menos cierto que en muchos casos van ya más de un par de generaciones desde que una gran parte de aquellos países accedieron a la independencia y, por tanto, no puede decirse que no hayan sido dueños de su destino desde entonces. De hecho, es ya un dato de sobras conocido que el PIB del continente en su conjunto es ahora inferior al de hace 40 años, cuando la mayoría de sus países habían recién salido del yugo colonial. Acaso el ejemplo más lacerante sea el de Nigeria, que disponiendo de un mar de petróleo en su subsuelo y bajo sus aguas continentales, sigue deprimiéndose en mitad de la pobreza extrema, habida cuenta que sus beneficios no llegan jamás a la población. Es, claro que sí, la corrupción. África es presa en su mayor parte de élites borrachas de dinero y poder y que no dudan en extender la corrupción y la violencia con tal de perpetuarse en la cúspide de su hegemonía. Kenya es sólo el último y más doloroso ejemplo de todo ello.

Europa, ante todo esto se debate entre dos posturas, y confieso que, de las dos, no sé cuál es peor: la de Durao Barroso, que en la última cumbre de jefes de gobierno Europa-África manifestó tan tranquilo que si debieran vetar jefes de estado o de gobierno por sus carencias en términos de respeto a los derechos humanos, acabarían por no reunirse con nadie, o la de Gordon Brown, que declinó su invitación a asistir a la cumbre ante la presencia de Robert Mugabe, Presidente de Zimbawe, pero que sin embargo semanas antes recibe emocionado en Londres, con toda la pompa imaginable, al Rey Saudí, en cuyo país el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales atraviesa una difícil situación, sobre todo si hablamos del estado por el que atraviesan colectivos más concretos como mujeres, gays, etc.

Supongo que tampoco es que haya mucho margen de maniobra. Está claro que nadie más y mejor que ella misma puede ayudar a salir a África de su histórico desastre. La experiencia nos dicta cuán contraproducente puede resultar instaurar la democracia en un territorio sin contar con la anuencia manifiesta de sus gentes. El apoyo europeo no deberá cesar, pero tan importante como el soporte económico será el sustento, si me permiten, "anímico", tratando de fomentar los valores de la democracia entre sus gentes y haciéndoles saber que sólo ellos podrán sacar a su territorio del dominio de la inquina.